En Conservas Catalina queremos seguir manteniendo la misma calidad que nos está haciendo cosechar tantos reconocimientos. Nuestra selección de la mejor materia prima y el trabajo esmerado y tradicional de las manos de las mujeres de Santoña.
Conservas Catalina se fundó en 1999 por José Luis Ruiz Campo, profesional experto en la compra de pescado en las lonjas del Cantábrico. En 2004 se incorporan Silvia Ruiz y Alfredo Belaustegui. Conservas Catalina es una empresa familiar que da empleo a 17 personas, en su mayoría mujeres. Esa es una de las claves, la producción siguiendo métodos artesanales.
Pero, ¿cuáles son las claves que nos diferencian?
La pesca que compramos. Sólo compramos pesca del Cantábrico de costera. Arriesgamos en la compra de los mejores capturas del Cantábrico, bocartes de 27 a 30 unidades por kilo a precios en muchas ocasiones elevados, sin saber si más tarde bajarán. Pero queremos lo mejor, arriesgamos y eso se nota en el salazón y su proceso y en la anchoa posteriormente fileteada.
Saber hacer. La destreza a la hora de trabajar la anchoa es fundamental y esto en Santoña se sabe hacer. Las manos expertas de las mujeres de Santoña convierten los bocartes en un producto de máxima calidad.
El proceso de salazón. La preparación de las anchoas es totalmente natural y artesanal y está basada en técnicas tradicionales de más de 100 años de antigüedad. Las anchoas frescas, una vez descabezadas y evisceradas, se colocan en capas separadas por sal y se dejan madurar en barriles durante un mínimo de 6 meses hasta alcanzar la maduración óptima. Este es el proceso que da a las anchoas su característico e intenso sabor.
El proceso de fileteado. Transcurrido el periodo de maduración en bodega, se filetea cuidadosamente la anchoa una a una. Se abren por la mitad, se les retira la cola y se procede a limpiarlas de las espinas. Gracias a esta esmerada elaboración, se consiguen unas anchoas con una carne compacta y un sabor intenso.